Seguidores

jueves, 15 de agosto de 2013

Lo inaudito

No hace falta bucear bajo el hielo de la Antártida o adentrarse en una cueva no visitada por nadie en treinta mil años para encontrar lo inaudito, ni para descubrir en uno mismo y en quienes lo rodean abismos de extrañeza. Hay una poesía de lo desmesurado y lo remoto y otra de lo más próximo. Las latitudes de Baudelaire y Walt Whitman no contienen más misterio que el breve jardín de Emily Dickinson.

4 comentarios:

  1. Otra gran paradoja que nos puede deparar agradables sorpresas con mucha frecuencia, la de encontrar lo inaudito, O " extraordinario " que diría yo. El tema esta en que ahondando se puede descubrir.
    Gracias, Pitt, por la reflexión.

    ResponderEliminar
  2. Además, a falta de inaudito, siempre nos queda la imaginación.

    ResponderEliminar
  3. Creo que la "claridad" de la poesía de Emily Dickinson no es la de un amanecer; sino más bien la de la luz al final de un túnel. La relación de poetas que has traído me parece magnífica. Un abrazo,

    ResponderEliminar