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martes, 2 de noviembre de 2010

Halloween, para los encantadores niños disfrazados

Para celebrar Halloween escuchemos estos versos de Réquiem de Guerra, de la pluma del poeta inglés Wilfred Owen.

¿Qué fúnebres tañidos se ofrendan
para estos que mueren como ganado?
Sólo la ira monstruosa de los cañones...
...y el rápido tartamudeo de los rifles
pueden escupir una apresurada plegaria.
No hay para ellos remedos de oraciones,
campanas o voces de lamento.
Sólo los coros estridentes y demenciales
de las ululantes bombas...y los clarines,
llamándolos desde sus oscuros cuarteles.
¿Qué cirios pueden encenderse
para despedirlos?
No en las manos de los muchachos,
sino en sus ojos, brillará el sagrado
resplandor de los adioses.
La palidez en las frentes
de las muchachas será su mortaja.
En lugar de flores
estará la dulzura de mentes silenciosas.
Y cada crepúsculo será
como un lento cerrar de postigos.

3 comentarios:

  1. Y es que por mucho que oremos, ofrezcamos y hagamos duelo, la muerte no tiene remedio. Si hay alma, tampoco lo tiene, hemos de pagar por lo que hemos hecho a lo largo de la vida.

    Bonitos versos.

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  2. Los disfraces en el carnaval y para sustos la subida de las hipotecas.

    En noviembre cartucho de castañas.

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  3. Tendré que buscar mas de Wilfred Owen...

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